Luego de una ardua lucha, donde nuestro pensamiento vagaba en busca de una respuesta hacia un resultado favorable, nosotros, esos pequeños espíritus con sed de conocimiento, escalábamos abrumantes colinas donde de vez en cuando divisábamos un fugaz horizonte.
De repente podríamos derrumbarnos hacia un bucle, donde únicamente esa pequeña luz, que significa esperanza, llamémosla “tierra” nos salvaría de cualquier laguna de inseguridad.